La Real Academia Española define fraternidad como la amistad o el afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como tales, pero ¿vemos esto en la sociedad actual? Por desgracia, hoy en día podemos encontrar muchas desigualdades sociales sin una causa real en la que poder excusar esta situación.
Uno de los ámbitos en los que más diferencias sociales se observan es el económico, lógicamente unos tienen más dinero que otros, pero ¿es esto un argumento para marginar a otro ser humano? Un día cualquiera paseando por La Gran Vía, podemos ver delante de la conocida torre de Schweppes, donde se encuentra el gran hotel Vincci Capitol, a una mujer mendigando por comida o unos pocos euros. Esta es la realidad a la que no todos estamos acostumbrados, ya que hay personas que por su posición económica viven ciegos al resto del mundo. Encerrados en su burbuja de riqueza pueden pasar cada día por delante de la mujer que mendiga y ni percatarse de su existencia.
También, a lo largo de la historia, es fácil encontrar acciones en las que no hay signo de fraternidad. Antiguamente, solo llegaban al poder los hombres pertenecientes a la nobleza o realeza, sin embargo, hoy en día, un ejemplo muy cercano a nosotros es que la actual Reina de España es periodista, situación que antaño era impensable, por lo que vemos una gran mejora. Aunque es cierto que la mayoría de los poderosos solo tratan adecuadamente a los de su mismo rango, apartando a los de clases inferiores, mirándoles por encima del hombro. Así, vemos que la teoría ha evolucionado, pero que su uso sigue prácticamente igual.
¿Hombre o mujer? ¿Cual es mejor? Esta es una pregunta a la que desgraciadamente hoy en día muchas personas responderían que es mejor el hombre, pero la respuesta correcta es ninguno, los dos son iguales. Una frase que escuchamos demasiadas veces en la carretera es “¡seguro qué es mujer!”, expresión que muchas personas utilizan ante un percance sin saber quién es el conductor. En estas actitudes no hay ningún tipo de fraternidad, ya que despreciamos a uno de los sexos, cuando esta claramente demostrado que todos los seres humanos somos iguales.
¿Quién excluye a quién? ¿El creyente al ateo o viceversa? No se puede pensar que por creer en algo o no hacerlo, eres mejor que el otro, ya que la base de la fraternidad es el respeto, es decir, tratar como igual al que se tiene enfrente. Discriminar a otro por pensar diferente o seguir otros principios y valores es erróneo, esto es debido a que la convivencia consiste en entenderse y empatizar con el otro.
“¿Una blanquita nos va a enseñar rap?”, esta es una de las frasesde la película “Diarios de la calle” en la que una alumna de raza negra se refiere a su profesora como blanquita. Este adjetivo se entiende como una etiqueta social a causa del color de la piel, aspecto que hoy en día sigue presente siendo motivo de muchos conflictos, y quedando muy lejos de la idea de vivir en una sociedad fraternal.
Todas estas desigualdades en las que está sumergida la sociedad actual, hacen que educar a los niños con un buen ejemplo basado en valores de igualdad, respeto y fraternidad, sea un aspecto complicado, pero muy necesario. Sin embargo, toda esta responsabilidad no debe recaer únicamente en el ámbito educativo, si no que es un propósito que toda la sociedad debería considerar como finalidad.